
Para Dolors Arberola.
Ya despertaron las magnolias en mis ojos
y el aire de su aroma se hizo respirable.
Aunque ausente para el ciclo matinal de lecturas
la mañana quiere oír tu risa,
ese cascabel que levanta tempestades e inunda
de alegría el asfalto.
Deslucidos los cantos del día,
pues sobre las ramas de los árboles
no hay pájaros,
no hay color definido en el viento,
entre blanco, violeta,
o tal vez ese sol incauto
los arrastro mar adentro en sus correrías.
Todo se desvía, se apaga
todos los regalos que te dieron:
hoy son tierra baldía
para la siembra de sus versos.
¿Quién mato los tréboles de cuatro hojas
y dejo el espejo vacío de poesía?
Carmen